Otro relato, Las
sombrillas, surgió de una frase escuchada en un sueño: “Nohaymar”. En el sueño,
una niña saltaba sobre una cama y decía algo así como “nohaymar”, o más bien yo
escuchaba “noaimar”. Mientras me duchaba me vino esa imagen y esa frase, y concluí
que quería decir “no hay mar”, y al terminar de ducharme ya tenía un relato
bastante estructurado. También la novela Desplazamientos surgió de la breve
escena de un sueño: una mujer en ropas menores que lavaba platos en una cocina.
Me llevó como dos años sacar a la luz todo el mundito que encerraba esta
imagen. Y por si te interesan los fenómenos parapsicológicos, te cuento una
anécdota acerca de “no hay mar”: días después de escrito el cuento, me
encuentro con un amigo que me cuenta que más o menos simultáneamente él a su
vez había estado escribiendo un cuento, y que se le había infiltrado un
personaje con una fuerza obsesiva. Este personaje se llamaba “Mariano”. Como te
habrás dado cuenta, “Mariano” es un perfecto anagrama de “noaimar”.
Fragmento de "Entrevista imaginaria con Mario Levrero".
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