Para Robert Mc Carley y Allan Hobson, el sueño no es más que un intento de la conciencia de dotar de sentido, "de transformar en historias comprensibles", las activaciones espontáneas y absurdas que de pronto tienen lugar en el cerebro, propiciadas por los impulsos que emanan del tronco encefálico, para "ajustar" el sistema nervioso, pero la conciencia del sueño dota esas imágenes, sonidos y movimientos fantasmales de una historia lo más lógica posible, acorde con la memoria del sujeto que sueña. Como dice Hobson, "los sueños no ocultan ningún sentido; por el contrario, proporcionan sentido a excitaciones que no lo tienen".
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