Que a través del sueño, o en el estado de duermevela, sea posible acceder a las zonas más profundas de la psiquis y llegar a conocer así el aspecto más misterioso y revelador de la personalidad fue algo establecido por el psicoanálisis y que más tarde se iba a convertir en el campo de trabajo privilegiado por los surrealistas, quienes ocupan un lugar fundamental en la formación literaria de Mutis.
El primer poema publicado por Mutis, La creciente, propone en seguida, aunque aún de manera no consciente por parte del autor, su ars poética: en la noche, entre el sueño y la vigilia, el poeta se acerca al río y observa todos los materiales que la creciente arrastra, residuos, techos arrancados a las casas, animales muertos o enloquecidos de terror...
Pero de esos mismos materiales, con la ayuda de la memoria que remite hacia la materia dichosa y fresca del pasado, nace, en una especie de transformación alquímica, la poesía:
Tras el agua de repente enriquecida con dones fecundísimos se va mi memoria.
Transito los lugares frecuentados por los adoradores del cedro balsámico,
recorro perfumes, casas abandonadas, hoteles visitados en la infancia, sucias estaciones de ferrocarril, salas de espera.
Todo llega a la tierra caliente empujado por las aguas del río que sigue creciendo: la alegría de los carboneros, el humo de los alambiques, la canción
de las tierras altas, la niebla que exorna los caminos, el vaho que despiden
los bueyes, la plena, rosada y prometedora ubre de las vacas.
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